Compartimentos estancos

Los compartimentos estancos son espacios delimitados, cerrados e incomunicados. Lo que se coloca en un compartimento estanco no se puede mezclar con los otros elementos externos al compartimento, eso sí, siempre que la finalidad sea que no se mezclen.
Agua y aceite.
En nuestra geografía urbana se intuyen ciertos compartimentos estancos por zonas o barrios. Hay en cualquier zona metropolitana que presuma de más de 50 mil habitantes, una zona, la más rica, en la que las rentas más altas viven, trabajan y crecen. Hay otra zona, la más reprimida, donde las clases más bajas malviven, trabajan también y crecen todavía más.
Entre ambas zonas hay muchas otras zonas no etiquetadas, de clase media. Lo curiosos es que entre el más rico y el más pobre tan sólo hay un par de kilómetros. Por mucho que lo intenten, es imposible delimitar compartimentos estancos entre barrios como si la ciudad fuese Berlín, Jerusalén o Nicosia. Es imposible
A nivel macro sí que se puede hacer. Ese gran invento humano, el de las fronteras, que crean países, marcan territorios, recrean sociedades y homogenizan culturas.
Un deleite.
Las fronteras marcan grandes contrastes. Un factor de riesgo es que entre dos países fronterizos las diferencias lleguen a extremos. En el sentido más económico hay grandes desniveles entre países vecinos.
El mayor de todos casualmente es el de la frontera de las dos Coreas, que divide a un país como Corea del Sur que es 25 veces más rico que su hermano comunista del Norte, y todo ello hablando en términos de renta per cápita.
El segundo lugar del mundo con una diferencia tan abismal es entre Israel y Egipto (Franja de Gaza), donde la diferencia asciende a 15 veces más ricos los israelíes que los árabes.
Otro ejemplo sangrante es EE UU y México, donde la diferencia es de hasta tres veces, pero aunque mucha gente crea que esta larga frontera es la vergüenza mundial, hay que remarcar que no ocupan el tercer puesto en ránking de diferencias económicas fronterizas. No hay que ir tan lejos, y la frontera no es tan grande, sólo unos kilómetros.
El tercer puesto, pues, lo ocupamos los españoles, que tenemos frontera con Marruecos y somos 7 veces más ricos que los vecinos magrebíes (concretamente 7,39).
Esto ayuda a entender aún más la problemática entre un país que está en otro continente, que tiene otra cultura, otros objetivos de política exterior, otra forma de entender el progreso, y como no, otros ingresos. No obstante, tenemos que labrar una apacible convivencia con los vecinos marroquíes, de máxima colaboración y ayuda mutua.
No es para desarrollar en este punto el papel que juegan las plazas de Ceuta y Melilla o el Sáhara Occidental, pero hay que matizar que ambas ciudades fueron fundadas por castellanos y portuguese antes de que Granada fuese tomada por los cristianos y que nunca fueron marroquíes; y bueno, el caso saharaui es el de la eterna reivindicación de su autodeterminación. Pero aquí estamos hablando de las diferencias económicas entre dos países fronterizos, entre los que la gente se mueve.
Lógico que los habitantes del Rift se hacinen en los pasos fronterizos para buscar mejores oportunidades. Normal que intenten cruzar el estrecho. Claro que es vergonzoso que el español medio tenga la misma riqueza que 7 marroquíes.
Si los ricos no fuesen tan ricos y los pobres tan pobres, no existiría el conflicto social; y eso es sabido por todos. Lo que no todo el mundo sabe es la gran mentira de que España, o cualquier país, sea un compartimento estanco, porque ahora más que nunca somos como una sóla ciudad donde forzosamente las distintas clases han de convivir y mirarse a la cara.

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